dimecres, 15 d’octubre del 2008

BLOG ACTION DAY 2008,POVERTY

Hoy no tocaba “post” y sin embargo ya aviso que va a ser el más largo. Ayer Xavi me envió una propuesta sobre algo así como el dia de acción de los blogs a nivel mundial “Blog action day 2008 Poverty”, que pretende que todos los blogs del mundo que lo deseen se adhieran a una campaña que consiste en escribir un post todos el mismo dia sobre el mismo tema. Este año toca el tema “la pobreza”. Aparte de la acción del blog, también va acompañada de algunos donativos materiales.

He decidido apuntarme a esta campaña que me parece curiosa, me he registrado y ahora me toca escribir sobre la pobreza. Nunca me ha gustado escribir sobre un tema impuesto y con un tiempo justo, porque a veces cuando más has de escribir menos cosas se te ocurren. Esto mismo me estaba comenzando a pasar, asi que echo mano de una historia real que me sucedió hace unos años durante un viaje a Sudàmerica.


Alrededores de la Plaza de armas de Cuzco, en Perú , impresionante arquitectura colonial, mezclada con construcciones incas. Es agosto, invierno en Perú, anochece y comienza ha hacer frio, pero el centro histórico todavía bulle de turistas que van de compras y se hacen unas últimas fotos antes de buscar algún sitio para cenar.
Cuando yo fui era normal encontrar niños rodeando a los turistas intentando conseguir unas monedas , que con la diferencia de nivel de vida, para nosotros era calderilla y a ellos les permitía vivir (y después de hacer cálculos con los salarios medios del pais, tambien hacer que un niño de unos 8 años aportarà más dinero a la familia que sus padres, que con un trabajo de profesional medio, tenían unos salarios de miseria).
Sea como pura estrategia comercial o por el trabajo de concienciación de educadores y guias turísticos, no todos te piden directamente dinero y, o te sueltan con rápidez un par de párrafos sobre la historia del edificio que tienes delante haciéndo de guia improvisado, o tratan de demostrar que conocen de donde vienes y te explican, que en España gobierna Juan Carlos I ,casado con Sofia y que manda (cuando yo fui Aznar), etc.

Educadores y guias resaltan la necesidad de que los turistas no colaboren a hacer crecer la mendicidad y piden que no se de dinero, y que si se da sea a cambio de un trabajo, el que sea (una manualidad, cantar, bailar, etc), pero que siempre los niños vean que es necesario formarse y aprender algo.

Todo esto no pudo evitar que en el grupo de turistas donde ibamos, ante alguno de aquellos mocosos que te miran a los ojos y te dicen: “- Deme algo, quiero comer” a varios no se nos ocurriera otra cosa que decirle, “ chaval, vamos un momento al kentucky fried chicken y te pides el menu que quieras y una cocacola que te lo pago yo”. Ver salir a estos chavales emocionados corriendo a toda velocidad del bar buscando un lugar apartado para comer, satisfacía nuestro ego de turista occidental (pienso que corrían de forma endiablada hacia algún lugar apartado, porque si algún crio más fuerte que ellos los veia, corrian el riesgo de perder el paquete de pollo rebozado con patatas fritas que era la cena de aquel dia).

Una pequeña aclaración más: el nivel de vida de Cuzco no esta mal en comparación con otras zonas del Perú, gracias al turismo. Eso no evita esas pandillas de niños como cualquier ciudad de un país pobre. Lo de Lima es peor.

Pues bien, una de aquellas tardes ibamos un grupo de cinco turistas, y uno de aquellos chavales, se nos acercó con los utensilios para limpiar zapatos y se ofreció para hacer de limpiabotas. Siempre digo que cuando viajo lo hago para ver el mundo, no para juzgarlo (eso ya lo hago el resto del año). Ese razonamiento me permite aceptar ver cosas o hacer cosas con las que no estoy de acuerdo, pero que si se hacen en esa sociedad pues no me niego a ellas. Ahora una foto donde salga un niño sucio y mal vestido, de unos diez años, arrodillado, limpiándome los zapatos, de momento no la habrà, por mucho que vea que allí es un oficio (y que aquí también).

Aquella tarde ya se habia acercado a nuestro grupo todo el repertorio de pedigüeños posible -niños guia, niños que venden dibujos, que piden dinero directamente…-, y todos hacian un par de intentos y ,o conseguian sus monedas, o si veian, como pasaba aquella tarde, que no eramos de los que dábamos dinero facilmente, se iban rápido a buscar otros turistas más solventes.

Sin embargo este niño limpiabotas, era insistente. Todos intentamos decirle que no queriamos que nos limpiara los zapatos, que llevabamos unas bambas tipo nauticas y que no hacia falta limpiarlas, -el replicó que ya lo sabía y llevaba un crema especial- , le dijimos que nos explicara alguna historia y le dariamos unas monedas, etc, todo ello mezclado con las típicas preguntas de si vas al colegio, cuantos hermanos tienes, tus padres son pobres, y todos estos cuestionarios que solemos hacer los turistas de grupo organizado, en una mezcla de intentar hacer un análisis sociológico de la sociedad donde estamos, intercambiando un par de frases con los lugareños y de buscar a contrareloj una experiencia que nos permita decir lo mucho que nos integramos en el viaje con la población indígena y lo “auténtico” que fue el viaje, y lo podamos explicar el dia que pasamos las fotos después del viaje y muchos años después en un blog el dia que hay que hablar de la pobreza.

Después de unos veinte minutos de insistencia y de habernos acompañado durante varias calles, mientras mis amigos estaban en una tienda comprando y yo me había quedado fuera, cogí del hombro al chaval y le dije con tono aleccionador. “-Mira chaval, ya te hemos dicho que no queremos que nos limpies los zapatos y como nos has explicado la historia de la iglesia aquella te voy a dar unas monedas; cógelas y vete a buscar otros turistas, y así podrás ganar más dinero. Llevas 20 minutos con nosotros y ya te hemos dicho que no queremos que nos limpies los zapatos y estas perdiendo dinero.” Metí la mano en el bolsillo, busqué las monedas y se las puse en la mano de aquel mocosillo, sucio y malvestido niño peruano de aproximadamente diez años edad (a lo mejor alguno más o menos pero en todo caso era todavia un niño). Durante un momento las monedas fueron suyas; las tenia él en su mano; era una buena cantidad en comparación a lo que se solía dar; pero antes de que mi mano se despegarà de la suya, él hizo un gesto ràpido y volvió a depositar las monedas en mi mano, y me dijo, algo molesto mientras me miraba a los ojos:
-"Señor yo no quiero que me dinero por caridad, yo quiero que me de dinero por mi trabajo y yo quiero limpiarle los zapatos porque mi trabajo es limpiar zapatos. Yo quiero ganar dinero con mi trabajo.”Se me quedó mirando unos segundos, cogió su maleta con los cepillos y el betún y se marchó.

Entré en la tienda con mis amigos sin decir nada, en silencio. Pasaron unos minutos. A la salida de la tienda ,uno de los del grupo comentó al no ver al niño preguntó " ¿Ya se ha ido el chaval ese, por fín?". Balbuceando intenté explicar lo que había pasado. Todavía no se si esta es una historia de pobreza, de dignidad, o de trabajo. En todo caso era la que os quería explicar. Todavia tengo dudas sobre como interpretar todo lo que pasó, ni tampoco os voy a soltar el rollo del turismo responsable porque no me lo creo, y la cena que nos dimos aquella noche aquel grupo de turistas en uno de los restaurantes más caros de la zona (por aquello de no coger diarreas), es posible que generara más riqueza en la zona que algunas acciones de ONG, pero aquella lección de aquel niño sobre la pobreza y la dignidad creo que me quedó bastante clara.



3 comentaris:

chapis ha dit...

això està molt bé, però si ho escrius en català encara estarà millor.

XAVI-E ha dit...

no m'ha semblat gens llarg. havíes fet una mala interpretació... no pots confondre dignitat amb pobresa. aquell dia el nen, q era més ric q tú en algunes coses, et va donar una lliçò i et va fer més ric, no en diners sino com a persona. i per això ara ho pots explicar.
felicitats!

Anapana ha dit...

Toni, si me pasa algo parecido creo que me quedaria perplejo e intentaria asimilar la experiencia en formato de humanidad y respeto.
Al final se nos hace difícil saber comportarnos con naturalidad ante la pobreza, el racismo y la multiculturalidad que hoy vivimos.
Por cierto, aprovechemos la diversidad cultural y lingüística que tenemos a nuestro "abast".